La carne y la actividad ganadero-cárnica no están viviendo su mejor momento. Erróneamente y de manera absolutamente irresponsable han entrado en un debate de fuerte tinte ideológico y sin fundamento científico que, promovido y orquestado por grandes lobbies, que con claros intereses económicos y con presupuestos multimillonarios, buscan hacerse a toda costa con una parte del pastel, en la lucha por el mercado mundial de la proteína.
Artículo publicado en Realidad Ganadera.
Cierto es que no luchamos con las mismas armas, ni económicas ni de contexto, porque a diferencia de lo que nos ocurre a nosotros, a estas organizaciones les basta con difundir opiniones pseudo científicas, bulos y en el mejor de los casos medias verdades para hacerse escuchar por un consumidor, en ocasiones poco informado, que desconoce los peligros que puede llegar a tener para su salud, el destierro de la carne en sus dietas.
En este contexto de “infoxicación” permanente y sin precedentes, los medios de comunicación también deberían volver a la senda del rigor informativo. Desgraciadamente, están formando parte de esa ola de descrédito hacia el sector, donde a la búsqueda y captura del click, abundan los titulares llamativos, acompañados de unos contenidos de dudosa validez, donde el dato ha sido suplantado por el relato, intencionado y bastante efímero, cuando no frívolo.
Como consecuencia de todos estos envites, nuestra imagen y nuestra reputación están siendo fuertemente dañadas, encontrándose en entredicho todos los días, tanto la actividad y valores del sector en su conjunto, como el papel nutricional de la carne y de los productos cárnicos.
No luchamos con las mismas armas, ni económicas ni de contexto, porque a diferencia de lo que nos ocurre a nosotros, a estas organizaciones les basta con difundir opiniones pseudo científicas, bulos y en el mejor de los casos medias verdades para hacerse escuchar por un consumidor, en ocasiones poco informado, que desconoce los peligros que puede llegar a tener para su salud, el destierro de la carne en sus dietas
No obstante, debemos ser autocríticos y asumir también nuestro papel o nuestra falta de voz a para obstaculizar y detener esta corriente de demonización sectorial.
Para revertir esta situación y defender nuestra reputación, normalizando el consumo de la carne dentro de una dieta nutricionalmente equilibrada y de dar a conocer el valor de nuestras producciones, el sector unido tiene que ser capaz de recuperar terreno para liderar nuestro discurso y evitar que otros hablen de nosotros.
Ha llegado el momento de defender lo nuestro, que es de todos.
Lo haremos con una estrategia común de cadena, basada en una comunicación proactiva y eficiente a medio y largo plazo, con mensajes claros y argumentos respaldados por la ciencia, y con narrativas que emocionen para contrarrestar el relato falaz promovido por activistas y lobbies anticarne, algunos políticos sin escrúpulos y medios de comunicación que lo único que hacen es desconcertar a la sociedad.
Sin que el sector haya movido ficha, ya se alzan voces de científicos, en concreto más de 1100 procedente de todo el mundo, reivindicando de manera proactiva y avalados por investigaciones, el papel de la carne en la alimentación humana y en los sistemas ganaderos, a través de la denominada Declaración de Dublín.
Para revertir esta situación y defender nuestra reputación, normalizando el consumo de la carne dentro de una dieta nutricionalmente equilibrada y de dar a conocer el valor de nuestras producciones, el sector unido tiene que ser capaz de recuperar terreno para liderar nuestro discurso y evitar que otros hablen de nosotros.
Ahora nos toca aprovechar la inteligencia de nuestro sector y de todos aquellos que han entendido la jugada y se posicionan a nuestro lado para recuperar terreno.
En esta línea de trabajo, el director adjunto de ANICE, Giuseppe Aloisio, gran admirador del “Pensamiento Catedral” de Roman Krzanaric, no duda en compartir la personal teoría de este filósofo australiano. Afirma Krzanaric que los grandes temas de la humanidad deben ser afrontados con la misma actitud que tenían los constructores de las catedrales de la Edad Media, que empezaban a construir, siendo conscientes de que no verían terminada su obra durante su vida.
El sector cárnico tiene su catedral y se llama “reputación”, afirma Aloisio. “Cuanto antes empecemos de verdad a poner ladrillos entre todos, y con visión de cadena, antes la veremos terminada. Y este “todos” se llama cadena ganadero-cárnica en su definición más amplia, incluyendo también a la distribución que finalmente es la que recibe en primera instancia los retornos de los consumidores”.
Pero no podremos hacerlo solos, hoy más que nunca necesitamos del respaldo de nuestros políticos para avanzar y recuperar la credibilidad frente a todos los que están vetando la carne y sus bondades, así como el buen hacer de sus operadores, con un irresponsable uso de la ideología y un caso omiso de la ciencia.
Fuente: Artículo elaborado por la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE)