La Revista Cárnica ha realizado un artículo que resume los cambios que impondrá la UE a la industria cárnica. Entre los principales, cabe destacar algunos objetivos que hay que cumplir: Reducción del uso de fertilizantes en un 50%; reducción del uso de antibióticos en un 50%, reducción de plaguicidas en un 20%, incremento de las normas de bienestar animal, reducción de emisiones de efecto invernadero, desaparición de los combustibles fósiles (2050) y potenciación progresiva de las renovables, etiquetado frontal (Nutriscore o equivalente), etiquetado de huella ambiental de los alimentos, reformulación obligatoria (sal, grasas y azúcares), minimización de los residuos de envases, prohibiciones e impuesto al plástico. restricciones a la publicidad de los alimentos ‘altos en’, recomendaciones de límites al consumo de carnes o reducción obligatoria del desperdicio alimentario.
Todo, absolutamente todo, tiene que responder a la etiqueta medioambiental y responder a los objetivos establecidos en la estrategia De la Granja a la Mesa, el órgano de ejecución de la política del Pacto Verde Europeo. Ambas políticas «se desarrollan en paralelo y sin perder en ningún momento de vista su objetivo común: la descarbonización de nuestra economía. Es decir, reconducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta neutralizarlas». Los gestores cárnicos, apuntan desde Revista Cárnica, deben irse a costumbrando al nuevo concepto y, sobre todo, deben prepararse para anticiparse a sus efectos.
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