El Parlamento Europeo ha aprobado una propuesta que busca prohibir el uso de denominaciones tradicionales de la carne —como “hamburguesa”, “filete”, “salchicha” o “escalope”— en productos que no contengan carne animal.
La medida, que aún debe ser revisada por el Consejo y la Comisión Europea antes de convertirse en ley, establece que estos términos deberán reservarse exclusivamente para productos que contengan partes comestibles de animales, en línea con la protección del lenguaje y la claridad en el etiquetado alimentario.
Protección del lenguaje cárnico y claridad para el consumidor
El objetivo de la iniciativa es preservar el significado histórico y cultural de los términos asociados a la carne y evitar confusiones entre los consumidores. Los representantes del sector agrícola y ganadero europeo defienden que el uso de denominaciones cárnicas por parte de productos vegetales puede inducir a error y aprovecharse de la reputación de los productos tradicionales.
Esta propuesta se enmarca en una línea similar a la ya existente en el ámbito lácteo: desde 2013, la Unión Europea prohíbe utilizar la palabra “leche” para bebidas vegetales, lo que dio origen a denominaciones como “bebida de avena” o “bebida de soja”.
Contexto económico y relevancia del sector ganadero
El debate llega en un momento en que el consumo de carne en la Unión Europea ha disminuido de forma sostenida por el aumento de precios, las restricciones productivas y las preocupaciones sobre sostenibilidad. Según las previsiones de la Comisión Europea, la demanda podría caer entre un 5 % y un 6 % en la próxima década, lo que refuerza la importancia de proteger y valorizar el producto cárnico frente a otros segmentos en crecimiento.
Reacciones del sector vegetal
Las empresas de productos de origen vegetal han expresado su oposición a la medida, alegando que los consumidores no se sienten confundidos por el uso de términos como “hamburguesa vegetal” o “salchicha vegana”, siempre que se indique claramente su naturaleza no animal.
Algunas compañías advierten de que un cambio en la legislación podría suponer importantes costes en reetiquetado y comunicación, además de un retroceso en la promoción de alternativas sostenibles. Grandes cadenas de distribución y restauración —como Aldi, Lidl o Burger King— también han solicitado a las instituciones europeas que no restrinjan el uso de estas denominaciones.
Próximos pasos
La propuesta deberá ser ahora analizada por el Consejo y la Comisión Europea, antes de su posible aprobación definitiva y entrada en vigor en el conjunto de los 27 Estados miembros.
El debate continúa abierto entre los defensores de la protección del lenguaje cárnico tradicional y quienes abogan por una mayor flexibilidad para los productos vegetales.