Con la llegada de los incendios veraniegos, Interovic recuerda el papel de la producción de la carne de ovino y caprino para evitar el fuego mediante la ganadería. «Durante su trasiego a las órdenes de los pastores, los rebaños de ovejas y cabras han limpiado el campo, los bosques y los caminos de las amenazas a la flora. El buen manejo de los ganaderos ha convertido en un preciado recurso elementos peligrosos como los hierbajos, los restos generados por las labores agrícolas o los rastrojos. Estas especies vegetales suponen una amenaza cuando se desarrollan en exceso».
Interovic estima que el pastoreo del ganado ovino y caprino permite ingerir «en un solo día, entre 1,5 y 2,5 kg diarios de materia vegetal seca (350 a 1500 g de hojas y brotes de matorrales) cuando hablamos de las cabras adultas. En el caso de las cabezas de ovino, esta cantidad oscila entre los 2 y los 3 kg de materia seca diaria (matorral y especies leñosas)».
Por ello, señalan desde la interprofesional que «el consumo de la carne de ovino y caprino ayuda a limpiar y fomentar la biodiversidad vegetal, gracias a la dispersión de semillas que se realiza a través de la lana y las heces de los animales. Junto a esta labor polinizadora, los pastizales de este ganado permiten, también, fijar el carbono al suelo de una forma estable y segura. Disfrutar de un alimento mientras nos cuidamos a nosotros y al planeta. Cualquiera de los cortes de carnes de lechal, cordero y cabrito lo hace posible».