«Muchos de estos sustitutos vegetales, también conocidos como análogos, pueden definirse como alimentos ultraprocesados (UPF), lo que significa que tienen una alta densidad energética y tienden a ser altos en sodio, grasas saturadas y azúcares libres, y carecen de fibra dietética y de las vitaminas y minerales que se encuentran en los alimentos no procesados (incluidos los alimentos de origen animal) y los alimentos vegetales mínimamente procesados».
«Cuando compramos alimentos precocinados que se comercializan como saludables, debemos prestar más atención a su composición».
Ésta es solo una de las conclusiones de la nueva nota publicada por la OMS, realizada por la doctora Dr. Afton Halloran. «Hoy en día, cuando la idea de las dietas saludables se ha comercializado, debemos prestar más atención a los alimentos. Cuando comemos frutas y verduras al natural, podemos estar seguros de que son buenos para nuestra salud. Pero cuando compramos alimentos precocinados que se comercializan como saludables, debemos prestar más atención a su composición».
Las dietas basadas en plantas y bajas en sal, grasas saturadas y azúcares ofrecen protección contra la mortalidad prematura. Las dietas saludables son una forma importante de prevenir y controlar las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, el cáncer, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes.
Riesgos para la salud de los análogos de la carne
Las investigaciones han demostrado que el consumo frecuente de FUP puede tener consecuencias negativas para la salud, como el sobrepeso, la obesidad y los riesgos cardiometabólicos; el cáncer, la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares. La situación es preocupante, ya que se hace creer a los consumidores que productos como los FUP de origen vegetal son saludables cuando, en realidad, no lo son.
«Se hace creer a los consumidores que productos como los FUP de origen vegetal son saludables cuando, en realidad, no lo son»
Falta de conocimiento por parte de productores y consumidores
Según la hoja informativa de la OMS, «siguen existiendo importantes puntos ciegos en lo que respecta a la composición nutricional de estos productos, y a cómo contribuyen a la calidad y diversidad de la dieta en la región europea de la OMS. Esta falta de información impide a los gobiernos elaborar orientaciones políticas eficaces, con las consiguientes consecuencias para la salud de la población», ha manifestado el Dr. Wickramasinghe, jefe en funciones de la Oficina Europea de la OMS para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles
En este sentido, la OMS/Europa recomienda
1.- Realizar estudios basados en patrones dietéticos del mundo real sobre los que construir políticas sólidas y eficaces en los Estados miembros para orientar a la industria y a los consumidores.
cuando se recomiende un cambio hacia una dieta basada en plantas.
2.- Proporcionar información coherente, explícita y culturalmente apropiada sobre qué tipos de alimentos pueden sustituir a la carne y los lácteos, dando prioridad a los alimentos integrales o mínimamente procesados
3.- Comparar los sustitutos de la carne y los productos lácteos con sus equivalentes de origen animal al realizar análisis del contenido nutricional.
4.- Desarrollar objetivos de reformulación que no sólo cubran la carne y los lácteos, sino también sus sustitutos
5.- Desarrollar y mejorar las bases de datos para garantizar la existencia de mecanismos claros y transparentes para controlar el suministro de alimentos y la industria.
Información extraida de Eurocarne