La subida de los precios de los alimentos estrecha los márgenes y eleva el estrés en toda la cadena de producción -agricultura, industria y distribución-, tensiones que los ciudadanos notarán en la compra, al menos hasta la primavera. Al cierre de 2021 la crisis global por el alza de las materias primas y del transporte ya se refleja en la factura del supermercado o de la tienda tradicional, si bien el sector alimentario tiene sus particularidades al reaccionar a la inflación. Los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron un 5 % en diciembre respecto al mismo mes de 2020, mientras que la tasa de inflación española general fue del 6,5 %, la más alta desde mayo de 1992, según el Instituto Nacional de Estadística. Según datos económicios, se esperan meses de incertidumbre y una escalada en febrero y marzo.
Por parte del sector primario, las organizaciones agraria han alertado del coste de los insumos y de las estrecheces en la negociación de precios. Los precios de las materias primas son los más caros del “siglo”, desde el año 2000, ante una coyuntura por la oferta comparable a la de los años 70 por la crisis del petróleo.