El Grupo Operativo OVINNOVA y sus entidades asociadas presentan el Museo de la Trashumancia, el primer proyecto nacional que nace en formato virtual con el único objetivo dar a conocer y preservar la Trashumancia y sus beneficios y relevancia en la historia, la antropología, la etnografía o la sociología. Es difícil encontrar una práctica ganadera tan ligada a la naturaleza y con tantos beneficios medioambientales, socioculturales, territoriales y económicos.
Una tradición con beneficios desconocidos
Entre los beneficios medioambientales, cabe destacar que se trata de una actividad que se extiende a zonas desfavorecidas y de montaña básicamente; favorece la biodiversidad, contribuyendo a la diversificación y conservación de hábitats de muy alto valor ambiental.
Además, ha generado ecosistemas con una gran biodiversidad de la dehesa pastoreada. La diversidad de plantas en estos pastos naturales es de las más altas que se conocen, con más de 40 plantas por metro cuadrado; y la prevención de incendios es otro de los grandes y desconocidos beneficios que tiene, ya que el ganado consume materia seca que es un gran combustible forestal.
En cuanto a los aspectos económicos y sociales, la trashumancia ha favorecido el sostenimiento de numerosas provincias creando riqueza en las zonas más desfavorecidas, además de permitir un gran aprovechamiento de recursos de alta calidad. Siendo un claro ejemplo de sistema de producción de agricultura familiar, resiliente y modelo de un sistema alimentario sostenible.
El Museo de la Trashumancia
La trashumancia es una práctica milenaria, que siempre ha ofrecido múltiples beneficios a la sociedad y al medio ambiente como el trasporte de semillas o la fertilización de la tierra de forma natural.
Actualmente, España es de los pocos países del mundo donde se sigue trashumando, principalmente la especie Merina, la más extendida en el mundo y cuyo origen se sitúa en territorio nacional.
En palabras de Tomás M. Rodríguez, director de INTEROVIC, una de las entidades impulsoras del proyecto: “Esta actividad reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y que ha generado una gran riqueza histórica y cultural, desgraciadamente se encuentra en peligro de extinción. Cada día hay menos pastores dispuestos a trasladar en las primaveras y veranos sus rebaños desde las calurosas dehesas extremeñas hasta el norte de España, y de regreso en otoño. Por ello es vital poner en valor una cultura tan rica y peculiar como la nuestra, para que sus gentes y todo lo que han aportado a lo largo de la historia, no caigan en el olvido.”