Sentencia del TJUE: «Necesitamos proteger las denominaciones cárnicas por una legislación clara y justa. Queremos unas reglas de juego claras»

Desde ANAFRIC  vemos con preocupación la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que permite el uso de términos propios de productos cárnicos, como «salchicha» o «bistec», para designar productos elaborados a base de proteínas vegetales. Esta decisión nos sitúa en un escenario que, lejos de favorecer la transparencia, puede generar una mayor confusión entre los consumidores.

 

José Friguls, presidente de ANAFRIC

 

 

«Es fundamental que la Unión Europea defina una legislación específica que proteja las denominaciones cárnicas, garantizando que estos términos sean utilizados exclusivamente para productos de origen animal. No solo se trata de proteger a un sector con profundas raíces en la economía europea, sino también de salvaguardar la salud de los consumidores, que podrían verse engañados por etiquetas confusas», expresan desde la asociación empresarial cárnica.

Las denominaciones de los productos tienen una carga informativa clave. Asocian tradición, calidad y un proceso específico de producción. La utilización indiscriminada de términos cárnicos en productos vegetales puede hacer que el consumidor asuma erróneamente que está obteniendo los mismos beneficios nutricionales que en los productos de origen animal, cuando no es así. En este sentido, nos preocupa que esta confusión afecte no solo las decisiones de compra, sino también las dietas y la salud de los consumidores.

«Pedimos a la Unión Europea que implemente normas justas y precisas para evitar que el marketing detrás de las alternativas vegetales empañe los verdaderos beneficios que estas pudieran tener, bajo un prisma de claridad y veracidad. Los intereses comerciales de quienes promueven estos productos deben estar regulados por una legislación que no solo proteja la salud, sino que respete a los consumidores».

Desde Anafric continuaremos defendiendo unas reglas del juego claras, que no vuelvan loco al consumidor y que eviten una distorsión innecesaria en el mercado. La tradición cárnica merece respeto, y el consumidor merece transparencia.

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