El estudio «Relación entre el consumo de carne materna durante el embarazo y la concentración de ferritina del cordón umbilical» confirma el papel indispensable de la presencia de carne roja en la dieta de la mujer embarazada para la buena salud del feto. En concreto, para el aporte de hierro hemo, cuya deficiencia en este delicado momento puede causar efectos neurológicos adversos a largo plazo. El estudio en cuestión es el primero en evaluar el nivel de consumo de carne durante el embarazo y su relación con la cantidad de hierro en el feto, confirmando lo que ya ha surgido de estudios anteriores sobre los riesgos de una dieta sin carne en mujeres embarazadas y en niños.
La necesidad de hierro durante el embarazo es de hecho muy alta, estimada en 27 mg/día, un nivel que no es fácil de alcanzar, especialmente si hay falta de información al respecto o malos hábitos alimenticios en las familias: según la Organización Mundial de la Salud, el 30% de las mujeres en edad fértil y el 50% de las mujeres embarazadas padecen anemia, y esto lamentablemente también se debe al hecho de que las fuentes verdaderamente confiables de hierro hemo son solo la carne roja, además de la de ave y el pescado.