La dimensión económica del bienestar animal es más compleja que un simple incremento de costes, según recoge la web Realidad Ganadera a partir de un artículo deAndrea Rosati, Secretario General de la Federación Europea de Ciencia Animal (EAAP por sus siglas en inglés). A pesar de que unos altos estándares requieren inversiones iniciales tales como la modernización de las instalaciones o formación del personal, diversos estudios científicos indican que estos gastos pueden ser recuperados a través un mayor retorno económico, una reducción del estrés de los animales (consecuentemente, una reducción en los costes veterinarios), y de cumplir con las expectativas de un sector de los consumidores en cuanto a una producción más ética.
Artículo publicado en Realidad Ganadera
Mientras que las granjas más grandes se encuentran en una mejor posición para hacer ese tipo de inversiones debido a sus amplios recursos financieros, éstas siguen siendo un desafío para las pequeñas empresas ganaderas. Es necesaria una intervención pública para apoyar a los ganaderos pequeños a la hora de implementar la regulación de bienestar animal, especialmente dado que está impulsado principalmente por una mayor “sensibilidad” del consumidor en los últimos años. Una idea concreta podría ser la creación de un fondo público específico.
El reto principal del bienestar animal en Europa es sobre todo asegurar la sostenibilidad económica de los pequeños ganaderos, particularmente en áreas económicamente frágiles
Esto podría financiar proyectos destinados a mejorar las instalaciones mediante: ayudas a fondo perdido para mejorar el acondicionamiento de las naves y los sistemas de ventilación, préstamos subvencionados para compra de tecnologías más sostenibles y cursos formativos con expertos (veterinarios, agrónomos, etólogos) que ofrezcan asistencia técnica. Así, los productores pequeños, que de otro modo serían incapaces de afrontar este tipo de mejoras por sí mismos, no resultan excluidos del mercado.
Un ejemplo tangible de este tipo de soporte puede encontrarse actualmente en las medidas “bienestar animal” de los programas de desarrollo rural financiados por la Unión Europea. En este caso, los ganaderos que superan los estándares mínimos legales reciben pagos anuales proporcionales al número de animales y a las mejoras implementadas (por ejemplo, incremento del espacio disponible, disminución del uso de antibióticos, y mejora del enriquecimiento ambiental). Sin embargo, para continuar recibiendo estas ayudas, los ganaderos deben someterse a revisiones periódicas en cuanto a las condiciones estructurales, de sanidad y de higiene de sus respectivas granjas.
Finalmente, el reto principal del bienestar animal en Europa es sobre todo asegurar la sostenibilidad económica de los pequeños ganaderos, particularmente en áreas económicamente frágiles. En este contexto, los legisladores y la propia industria deben ofrecer subvenciones, formación, y cooperación para promover el bienestar animal.
Por lo tanto, podemos estar seguros de que una buena combinación de la responsabilidad ética y la viabilidad económica darán forma a la evolución de los estándares de bienestar animal.

El artículo, escrito por Andrea Rosati, Secretario General de la Federación Europea de Ciencia Animal (EAAP por sus siglas en inglés), fue publicado en el boletín de la EAAP n.268 en enero de 2025.