La plataforma Carne y Salud ha realizado un informe «La producción ganadera y cárnica y la sostenibilidad» en la que que se va a ir desmenuzando las percepciones Vs la realidad, la sostenibilidad y el modelo europeo de producción, el consumo equilibrado, lo que significa la industria cárnica en las zonas rurales y el compromido del sector con la sostenibilidad.
Anafric va a ir desglosando cada semana viernes el informe y comenzamos con el partado dedicado, precisamente, a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Como ya sabéis, desde hace meses la opinión pública está siendo impactada con numerosas noticias en las que se ha ido señalando de forma errónea a la ganadería y la producción de carne como uno de los principales responsables del calentamiento global de la Tierra y de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), a la vez que se planteaba que había que reducir drásticamente el consumo de estos alimentos para salvar el planeta.
Sin embargo, los datos oficiales de emisiones del Gobierno de España y de las instituciones internacionales ya han mostrado que estas informaciones parciales o interesadas están muy alejadas de la realidad en lo que a nuestro país se refiere, y en otras muchas zonas del mundo, dado que las emisiones de los sectores ganaderos, que se registran como las de todas las demás actividades humanas, no son ni mucho menos las principales responsables del cambio climático.
Los datos oficiales de emisiones del Gobierno de España y de las instituciones internacionales ya han mostrado que estas informaciones parciales o interesadas están muy alejadas de la realidad en lo que a nuestro país se refiere.
Además, la situación generada por el COVID-19, paralizando la mayoría de las actividades no esenciales, ha cuestionado aún más todas estas informaciones negativas sobre la influencia de la producción de alimentos en el cambio climático.
Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, todas las ciudades españolas han reducido sus emisiones de dióxido de nitrógeno. Madrid las ha recortado hasta la mitad, mientras que Barcelona las ha reducido un 60%.
Los datos sobre contaminación que se están recogiendo en nuestro país y en otras zonas del mundo desde el inicio de esta pandemia están demostrando de forma clara que la paralización de la actividad de transporte que conllevan las medidas de confinamiento de la población y de “enfriamiento” de la economía está reduciendo la contaminación en unos niveles nunca registrados.
La paralización de la actividad de transporte que conllevan las medidas de confinamiento de la población y de “enfriamiento” de la economía está reduciendo la contaminación en unos niveles nunca registrados.
De hecho, un estudio desarrollado por investigadores del Centro de Tecnologías Físicas de la Universitat Politècnica de València (UPV) con datos de la Agencia Espacial Europea (ESA), indica que los niveles de concentración de dióxido de nitrógeno, uno de los principales responsables de la contaminación del aire, han disminuido una media del 64% en las principales ciudades españolas tras las medidas decretadas para la lucha contra el COVID-19.
Sin embargo, los sectores de producción y suministro de alimentos, muy especialmente los de producción ganadera, elaboración y comercialización de carne y productos cárnicos han seguido realizando sus actividades, incluso con un mayor esfuerzo para mantener abastecida a la población de forma adecuada con alimentos seguros y de calidad.
Esta situación pone de manifiesto una realidad que no todo el mundo compartía y es que el sistema de producción de alimentos, principalmente las producciones ganaderas y cárnicas que existen en nuestro país no son los causantes del cambio climático.
Esta situación pone de manifiesto una realidad que no todo el mundo compartía y es que el sistema de producción de alimentos, principalmente las producciones ganaderas y cárnicas que existen en nuestro país no son los causantes del cambio climático.