Los costes de producción de las principales carnes en Rusia han sufrido aumentos durante todo el 2018. Así, los costes del pollo han aumentado un 35%, los del cerdo un 30% y los del vacuno un 10%, según los datos de la Unión Nacional de Procesadores de Carne de dicho país.
El bajo poder adquisitivo de la población rusa no ha permitido repercutir estos aumentos en el precio final de la carne. Ante un aumento medio de los costes de producción del 30% durante 2018, apenas se ha repercutido un 3% al consumidor. Esta situación junto a un descenso general en el consumo de carne per cápita ha llevado a la industria cárnica rusa a una situación complicada, por no decir difícil.
El gobierno ruso es reacio a aumentar los precios de los consumidores, pues teme nuevas bajadas de los consumos. Ante esta situación, los operadores cárnicos acuden a aquellos proveedores que son capaces de reducir los costes de producción, lo que favorece a las estructuras de integración en detrimento de las industrias cárnicas independientes.
Foto: Rawpixel