Som potència càrnia gràcies a un sector modern i professionalitzat

La producció càrnia al nostre país ha experimentat una autèntica revolució en els últims 20 anys, consolidant un model sostenible, eficient i amb els més alts estàndards de bioseguretat i benestar animal. Avui, parlar de l’àmplia varietat de carns del nostre país és parlar d’aliments segurs i responsables, fruit de la feina de milers de famílies i empreses que han invertit en investigació genètica oa la modernització d’infraestructures i plantes de producció. Que s’ha adaptat a les normatives europees i nacionals més exigents, i sobretot, s’ha professionalitzat en tota la cadena de valor dels seus diferents segments de mercat, ja sigui avícola, boví, oví, porcí, etc.

 

Aquest és un dels grans reptes de les nostres interprofessionals, fer arribar el missatge d’una realitat contrastada a uns consumidors cada vegada més preocupats no només per la seva alimentació i els beneficis per al seu organisme, sinó també per comptar amb empreses responsables i que responguin als mateixos valors que ells. I tant els ciutadans al nostre país, com en els mercats internacionals, vine a Espanya com una potència que ha fet els deures i que té capacitat, matèria primera i qualitat de servei per respondre.

Portem molt de temps responent amb fets als rumors i la desinformació al voltant de les nostres indústries càrnies, així com a les paradoxes de moviments que no volen obrir-se a enfocaments actuals. El creixement natural de les nostres espècies és crucial per comptar amb animals saludables, i mitjançant tècniques de cria modernes s’ha aconseguit optimitzar, amb una important aportació de la genètica, com per exemple en el cas de les aus domèstiques. Seria il·lògic pensar que en les nostres granges criem animals que no es poden moure, menjar o beure per si sols. No només seria perjudicial per l’au, sinó que aniria en detriment de la pròpia lògica de l’ramader, a què de res li serviria comptar amb animals sense salut.

 

Portem molt de temps responent amb fets als rumors i la desinformació al voltant de les nostres indústries càrnies, així com a les paradoxes de moviments que no volen obrir-se a enfocaments actuals.

 

Avui, les nostres granges crien aus més sanes i resistents gràcies a tècniques de producció responsables i sostenibles, que controla de forma exhaustiva a través d’un cos de veterinaris professionalitzat qualsevol tipus de carència nutricional en l’animal, i que pot solucionar-se amb una bona alimentació. Amb densitats molt controlades, les nostres plantes de producció són autèntics centres d’innovació on la digitalització ha arribat per millorar la gestió i supervisió d’una granja, des de la il·luminació, anàlisi d’aire, dosificació d’alimentació, control de residus, ventilació, etc.. (veure més).

Esta bioseguridad busca garantizar la sanidad animal y también de las personas. La prevención es la clave de toda nuestras políticas de actuación, tanto ante la amenaza de zoonosis como los tratamientos terapéuticos necesarios  (ver más). Y esto se aplica por supuesto a la erradicación desde hace años del uso de antibióticos como pauta para el crecimiento de los animales. Es uno de los grandes bulos a los que nos enfrentamos, que continúa en el imaginario de los consumidores, y que poco a poco conseguiremos desterrar con información veraz.

 

La carne ocupa un lugar esencial en la alimentación del ser humano desde hace miles de años, y es intrínseco a su dieta omnívora. Aporta proteínas de alto valor biológico, con aminoácidos esenciales, vitamina B, fósforos, potasio y otros componentes estructurales imprescindibles para nuestro correcto desarrollo. El desarrollo en laboratorio de carne falsa con sabor a carne solo responde a uno de los objetivos de la alimentación, el gusto, pero nuestro cuerpo necesita de moléculas originales, no copias químicas sin relleno. Los expertos en nutrición aseguran que no podemos sustituir ni prescindir la ingesta de carne natural, pues estaríamos abocados a déficits en nuestro organismo y complicaciones posteriores. La alimentación inocua es una responsabilidad, y nuestras industrias responden a esta máxima con compromiso y transparencia.

 

 

 

La carne ocupa un lugar esencial en la alimentación del ser humano desde hace miles de años, y es intrínseco a su dieta omnívora. Aporta proteínas de alto valor biológico, con aminoácidos esenciales, vitamina B, fósforos, potasio y otros componentes estructurales imprescindibles para nuestro correcto desarrollo.

 

La ganadería es además una actividad sostenible, tanto desde el punto de vista medioambiental como desde el punto de vista social y económico. Hablamos de un peso muy importante en la generación de riqueza para zonas rurales, con capacidad para fijar población en provincias donde se venía sufriendo la deslocalización. El reto de una economía verde, digital y sostenible tiene hoy su máximo exponente en la industria cárnica española, y también europea. Pensar en su erradicación a costa de trasladar la producción a otros países no soluciona los problemas medioambientales de nuestro planeta. Al contrario, sobre todo si el destino son países con normativas más laxas.

Nuestras industrias han reducido de forma exponencial el consumo de energía, han optimizado el uso de materias primas en piensos y alimentación animal, así como mejorado la productividad y mejora de rendimiento en la cría de animales, sin renunciar un ápice a la calidad del producto. La aplicación de MTD (Mejores Técnicas Disponibles) es un ejemplo de este proceso, así como el sello Global G.A.P, que certifica las buenas prácticas agrícolas.

 

La ganadería es además una actividad sostenible, tanto desde el punto de vista medioambiental como desde el punto de vista social y económico.

 

Si miramos a nuestras empresas ganaderas y a los proveedores que trabajan en todo el ciclo de producción, desde la granja hasta la mesa, encontramos en ellas el sello de confianza de estándares como el IFS (International Food Standard), reconocido por GSFI (Global Food Security Initiative), y que se amplia además a otros certificados como HACCP (análisis de riesgos y control de puntos críticos), GMP (buenas prácticas de manipulación), BPL (buenas prácticas de laboratorio), GHP, etc. Cuando nos acercamos más a nuestro tejido empresarial, vemos cómo han adoptado la calidad como parte intrínseca de sus procesos, con certificación AENOR y de otras entidades, reconocimiento como Pymes Innovadoras, el aval de la Fundación Española del Corazón, etc.

 

 

Hoy, contamos con las más avanzadas plantas de producción regidas por estrictos protocolos de bioseguridad, donde el bienestar animal es una máxima, siguiendo por ejemplo los principios de la certificación Welfare Quality y AWIN, que rige nuestras granjas de animales en Europa. Esto nos permite también ser una potencia exportadora hacia todo el mundo, no solo por nuestra marca España en el ámbito de la gastronomía y por riqueza de especies animales, sino también por certificaciones como SAE (Specific Self-Control System), o la propia certificación HALAL para públicos que exigen este proceso de garantía o para mercados de países islámicos. La internacionalización hacia todo el ámbito de Oriente Medio o Indonesia es un gran reto para nuestras industrias, entre ellas la avícola.

 

El desarrollo en laboratorio de carne falsa con sabor a carne solo responde a uno de los objetivos de la alimentación, el gusto, pero nuestro cuerpo necesita de moléculas originales, no copias químicas sin relleno. Los expertos en nutrición aseguran que no podemos sustituir ni prescindir la ingesta de carne natural.

Todos estos son algunos de los retos que abordamos también desde Avianza, la Asociación Interprofesional Española de Carne Avícola, que representa al 95% del sector de carne avícola en nuestro país. Cada año producimos más de 1,7 millones de toneladas de aves, entre ellas pollo, pavo, codornices y otras especies, y generamos más de 40.000 empleos directos e indirectos. Somos una industria potente, con un fuerte compromiso con la economía de las regiones más despobladas de nuestro país, un motor de crecimiento, y ahora, más que nunca, una industria preparada para dar el salto internacional. Dentro de la industria cárnica, la carne avícola ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, preparar su salida al exterior, potenciar sus especies y producto más Premium, y contar con argumentos sólidos llegar a mercados como Japón, China, Filipinas, Oriente Medio, México o la propia Europa. En la semana del “World Poultry Day” decimos al mundo, que más que nunca nuestras industrias están preparadas para el reto.

 

Cada año producimos más de 1,7 millones de toneladas de aves, entre ellas pollo, pavo, codornices y otras especies, y generamos más de 40.000 empleos directos e indirectos. Somos una industria potente, con un fuerte compromiso con la economía de las regiones más despobladas de nuestro país, un motor de crecimiento, y ahora, más que nunca, una industria preparada para dar el salto internacional.

 

Asociación Interprofesional Española de Carne Avícola (AVIANZA)

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