El sistema Nutriscore, diseñado para ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables en el supermercado, sigue en el aire dentro de la Unión Europea. A pesar de que su implementación sigue siendo voluntaria, la Comisión Europea ha retrasado su posible adopción como etiquetado nutricional obligatorio debido a la oposición de países como Francia e Italia.
Francia, a pesar de haber sido uno de los primeros países en implementarlo, ha comenzado a cuestionar su efectividad, mientras que Italia ha rechazado abiertamente el sistema, argumentando que penaliza productos tradicionales como el aceite de oliva o el queso parmesano.
Por ahora, Nutriscore sigue siendo una herramienta opcional, utilizada en países como España, Alemania o Bélgica, pero su futuro como estándar europeo es incierto. La UE busca una solución que equilibre la información nutricional con la protección de los productos tradicionales de cada país.
¿Se convertirá finalmente en la referencia nutricional de Europa o quedará como una iniciativa fallida?
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